En la soledad inmaculada
de un cuarto lleno de gente
y de gritos intermitentes
llega la imagen a mi mente
de una sociedad desesperada.
Al menos, eso sentí mientras miraba
a mi alrededor, pasar la vida
desde el más viejo hasta la más pequeña niña
esbozando aquella inocente sonrisa
que a algunos conmovía y que yo mismo añoraba
Me di cuenta de que...
Aunque hasta ahora ha sido poco mi tiempo
la mayoría ha sido perdido e irrecuperable,
porque he sido un tonto y un cobarde;
porque el tiempo no me espera ni a mi ni a nadie,
y caigo,
como esa gota de lluvia sin poder volver al cielo.
Tantos amigos perdí, pero, a pocos he conocido.
Tantos abrazos rechacé, aún necesitando abrigo.
Tanto tiempo conté...
Tanto cariño abracé...
Todavía después de haberlo perdido.
Sin poder llamar a nadie,
sin poder pedir ayuda,
la Luna y su niebla me abruman,
forzando, de recuerdos, una triste ayuna
mientras muero,
lentamente...
En el medio de la calle.
Suertudos, aquellos de paso maltrecho
que viven sin preocupación,
porque, habiendo pedido yo,
vivir sin algún dolor,
al momento de cantar mi canción,
mi escenario estaba desecho.
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