Tengo ganas de llorar
no me preguntéis por qué.
Un piano desgrana su música
y mi corazón siente,
escucha, se emociona.
Noto en mis ojos
la calidez de las lágrimas,
en mi pecho la tibieza
de la melancolía.
La música me envuelve
y me dejo llevar.
Me oprime la tristeza
allá, en lo profundo,
mezclada con serena quietud.
Una sosegada calma
se desliza por mis venas
templando mis latidos.
Nada estalla, nada explota,
sólo la dulzura del sentimiento,
del latido agridulce de la vida.
Las notas ya no suenan,
la música ha cesado...
con un suspiro pongo fin
a mi indolencia.
Mis felicitaciones al autor de este poema. Me encantó, y, me interesó para mi blog. De nuevo, hago mención y le agradezco a la comunidad de RAYUELA. Saludos a Era.
Hola, Soy Eratalia. Casualmente encontré en la red tu blog.
ResponderEliminarMe he acercado para darte las gracias por mencionarme en él.
Un abrazo.