Hoy en Venezuela, lastimosamente, es (otro) día manchado de rojo.
Sí, otro.
No "lastimosamente" porque esté manchado de sangre, sino porque es otro más del montón de días rojos a los que el venezolano se ha habituado gracias a la obra y gracia de la situación de nuestra vida cotidiana dentro del país.
Sí, hubo heridos, pero hay miles en el país a diario. Sí, hubo muertos, pero hay cientos en el país a diario.
¿ENTONCES? ¿QUÉ ES CON LA INDOLENCIA?
No es justo que los demás se vayan sin un funeral digno, pero se le haga una corona de espinas a un pelagatos más.
¡SÍ! PELAGATOS.
El pobre Bassil (QUEPD) no estaba haciendo más que "protestando" pacíficamente, caminando por las praderas de Chacao, municipio caraqueño, cuando, misteriosamente, apareció la Guardia Nacional, lanzando trastazos al aire y perdigones. El pobre muchacho no supo qué hacer. Estaba desarmado. No estaba siendo violento. No hacía ¡NADA!
Eso molesta. Que no haya hecho nada. No escribiera esto si lo hubiesen asesinado mientras cargaba un revólver en la sien del presidente, o lanzando piedras al palacio de gobierno. Me molesta que no haya hecho más que subir fotos al twitter y cargar al resto de los heridos.
No se puede.
No con una oposición sin convicción, demasiado egoísta y ensimismada. No esperemos que el otro actúe primero.
Sí, el gobierno es un patán gigante, pero, si esto es así, ¿por qué salen ustedes con pancartas y no con bombas molotov y resorteras con piedras? Si saben que es un patán, ¿por qué esperan que actúe con gentileza?
Dudo que Maduro reaccione frente a una protesta simple de unas pocas horas comenzada por estudiantes de la high y que diga "marico, quiero como renunciar. No sé".